Cada 19 de noviembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Abuso Sexual de Niñas, Niños y Adolescentes, un llamado urgente que busca visibilizar una de las formas más graves y silenciadas de violencia que vulneran los derechos de las infancias y adolescencias en todo el mundo. Esta fecha fue instaurada en el año 2000 por la Fundación de la Cumbre Mundial de la Mujer (WWSF).
El abuso sexual contra niñas, niños y adolescentes constituye una violación profunda a los derechos humanos, una experiencia que marca la vida de quienes la padecen, afectando su integridad física, emocional y psicológica. Las secuelas pueden ser múltiples y de largo alcance: trastornos de ansiedad, depresión, estrés postraumático, dificultades en los vínculos interpersonales, baja autoestima, y un impacto significativo en el desarrollo social, cognitivo y emocional. Asimismo, puede afectar el rendimiento académico, la trayectoria educativa y la salud mental a lo largo de toda la vida. No hablamos solo de un delito, sino de una problemática de salud pública que requiere una respuesta urgente, integral y sostenida.
Sabemos que la mayoría de los casos no son denunciados, y que en muchos de ellos el agresor pertenece al entorno cercano de las víctimas. Por ello es imprescindible reforzar las redes de protección, capacitar a quienes trabajan con infancias y adolescencias, y garantizar el acceso a la justicia, a la salud y a espacios de contención seguros. Es fundamental continuar fortaleciendo los canales de denuncia, los dispositivos de atención y contención psicológica. Que las políticas públicas coloquen a las infancias en el centro. También es clave avanzar en la formación de operadores judiciales, trabajadores de la salud, docentes y demás profesionales que, muchas veces, son los primeros en detectar señales de alerta.
La infancia es una etapa crítica en la construcción de la subjetividad y el desarrollo integral. Por ello, es urgente el compromiso, trabajo conjunto y una transformación cultural que garanticen entornos seguros, tanto en el ámbito familiar como en el escolar, institucional y comunitario. La Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes en nuestro país establece claramente la responsabilidad del Estado, de las instituciones y también de todos los actores sociales, en garantizar su bienestar y desarrollo pleno.
Este 19 de noviembre, no alcanza con recordar: es necesario actuar. Es importante hablar, escuchar, creer los relatos de las víctimas y, sobre todo, trabajar para que ninguna niña, niño o adolescente más vea vulnerado su derecho a una infancia libre de violencia. Acompañar a una niña, niño o adolescente que ha sido víctima de abuso implica mucho más que una intervención profesional: es una apuesta por su dignidad, su integridad y su futuro.
Desde la Universidad Argentina John F. Kennedy, reafirmamos nuestro compromiso con la formación de profesionales sensibles, éticos y capacitados para intervenir en estas problemáticas complejas desde una perspectiva de derechos, género y niñez. Asumimos la responsabilidad de generar conocimiento, capacitar, y promover el pensamiento crítico para contribuir activamente a una cultura del cuidado y la protección.
Invitamos a toda la comunidad universitaria y a la sociedad a sumarse a esta causa, asumiendo la responsabilidad de comunicar, prevenir y actuar frente al abuso sexual contra las infancias y adolescencias. Solo así podremos garantizar entornos seguros y una vida digna para las generaciones futuras.
Dr. Alejandro Del Corno
Director de la Lic. en Psicología
Universidad Argentina John F. Kennedy