1º de Mayo, Día del trabajador: momento de volver a la mesa

Unidades Académicas
Comunidad Kennedy
Noticias
29 abril, 2022

El trabajo, además de un medio de vida y una fuente autónoma de subsistencia, es nada más ni nada menos que la capacidad humana de transformar un objeto o una realidad para transformarnos. Es la posibilidad de subjetivarnos en el proceso de transformación de la naturaleza. Con todas sus complejidades y mutaciones, el trabajo es un poder humano cuyo ejercicio es cada vez menos frecuente.

Como nos han enseñado los maestros de las ciencias sociales, los objetos tienen valor porque están investidos de trabajo humano.  Hay objetos particularmente valiosos en términos sociales y culturales como las mesas que han sido históricamente el centro del hogar y el lugar de las decisiones. Esas mesas son a la vez símbolo y materialidad. Donde se come y donde se escribe. Donde nos nutrimos y pensamos. La mesa de decisión. La mesa de la última cena. La mesa electoral. Hasta la mesa de Mirta Legrand. Estar incluido en la mesa, es ser protagonista de la sociedad.

¿Qué significa que hoy prácticamente la mitad de los hogares argentinos no tenga mesa propia? ¿Que implica que ni se cocine, ni se coma, ni se escriba sobre una mesa en dichos hogares, sino que se acuda a comedores comunitarios? ¿Qué significa la posibilidad de subsistir sin generar valor a través del trabajo con el cual poder auto valorarse?

La precariedad que esto implica es sustantiva y el proceso de deterioro de los sectores desocupados y subocupados que hace 20 años reclamaban volver a “parar la olla”, esa olla tan golpeada en los reclamos populares que aún rogaba por un trabajo propio. Por una mesa propia, por un lugar de trabajo. Hoy, el reclamo inmediato es por mercadería para los comedores, por una mesa anónima y ajena.

¿Cómo volver a empoderarse y nutrirse mediante el poder del trabajo humano? ¿Cómo volver a investir a los objetos de valor?  Son interrogantes que en tanto institución educativa que trabaja por el desarrollo personal, comunitario y social, nos interpelan con fuerza.

La posibilidad de ofrecer propuestas educativas de calidad, a escala federal, ya sea presenciales o por medio de la virtualidad, gracias al trabajo dedicado de nuestros docentes y no docentes, abre un sendero de democratización que habilita la inclusión en el mundo del trabajo de nuestros futuros profesionales.

Trabajamos genuinamente para que nuestros estudiantes tengan una mesa propia. Para que puedan nutrirse y expresarse con autonomía. Para que se alimenten de cuerpo y alma. Para que vuelvan a transformar la naturaleza, transformándose.

Dra. María José Nacci

Facultad de Ciencias Sociales y Humanas

Universidad Argentina John F. Kennedy