Como dije al cumplir 50 años de la fundación de la Universidad Kennedy, ella nació por la amistad profunda entre varias personas y su comunidad de ideales. No hubo una motivación material: nos movía el deseo de generar un espacio de creación para desarrollar el espíritu. Buscábamos la formación de buenos profesionales y ciudadanos responsables.
La nuestra es una historia que comenzó en la Universidad Nacional de Tucumán que –bajo el Rector Horacio Descole– se transformó en un centro de innovación educativa, al estilo departamental como Oxford y Cambridge. Allí podíamos encontrarnos con grandes maestros de fama mundial como Renato Treves en Sociología; Werner Goldschmidt en Derecho Internacional Privado; Rodolfo Mondolfo en Filosofía presocrática; María Rosa Lida de Malkiel, gran Filóloga española; e importantes figuras del arte como el escultor Lorenzo Domínguez; el arquitecto Horacio Sacriste y su adjunto Cesar Pelli; el pintor Lino Spilimbergo; un sabio como Miguel Lillo, creador del Instituto que lleva su nombre hasta hoy; y el Director de Orquesta de Bruselas, Walter Donaye. Miguel Herrera Figueroa era mi profesor en la Escuela de Abogacía, donde regía un sistema tutorial sin exámenes y los alumnos dialogábamos con los profesores.
En 1954 tuvo lugar en Tucumán el Primer Congreso Argentino de Psicología que recomendó la creación de Escuelas de Psicología en el país ya que no había ninguna aún. Yo organicé el Congreso de Salta mientras Herrera Figueroa lo hacía en Tucumán junto al Rector Carlos Aguilar. Fue entonces cuando Descole reemplazó las facultades con un sistema departamental.
Luego, cuando con el Dr. Herrera Figueroa fundamos la Universidad Argentina J. F. Kennedy creímos necesario que la misma respondiera a las innovaciones del momento con nuevas carreras. Yo me había graduado como Doctor en Sociología y Derecho en la Universidad de Indiana Bloomington, EE. UU. (fui allí por recomendación del Maestro Enrique Aftalion con quien compartí un alojamiento construido por Sacriste en la montaña tucumana y con el Padre Ismael Quiles, gran filósofo argentino, en ese Primer Congreso de Psicología de 1954).
Queríamos crear una Universidad no de corte profesional de facultades para graduados profesionales, sino de departamentos orientados a la investigación y docencia de calidad científica; no las universidades estilo francés sino de estilo anglosajón.
Colaboraron en la fundación de la Universidad Argentina J. F. Kennedy: el Embajador Miguel Ángel Cárcano, canciller del Presidente Arturo Frondizi y Presidente del Consejo Asesor de la nacida institución; los hermanos Walter y Mario Coscio; el gran procesalista Dr. Ricardo Levene (hijo); el Dr. Enrique Aftalion, que fue nuestro Decano; y Werner Goldschmidt, que vino de Tucumán a establecerse a Buenos Aires. También Don Juan Cuatrecasas, Presidente de la Republica Española en el exilio y eximio psicólogo y antropólogo; y Miguel Figueroa Roman, gran sociólogo y planificador de la UNT.
¿Y cuáles eran las perspectivas a nivel científico? Necesitábamos un pasaporte al mundo. Por ello junto con la Universidad publicamos la primera revista internacional del hemisferio bilingüe, español e inglés, con el comité editorial más importante del mundo, los grandes maestros de la sociología del siglo XX: George Gurvicht, Jerome Hall, George Homans, Krisgley Davis, Rex Hooper, George Lundberg, Lucio Marchetta y Nuñez, Robert K. Merton, J.L. Moreno, Talcott Parsons, Alfredo Poviña, Miguel Reale, Luis Recasens Siches, Alf Ross, Juan Carlos Agulla, José Andrés Mulet, Lázaro Barbieri, Paulo Benvides, Bernardo Canal Feijoo, Albert K. Cohen, Robert Ellis, Sara Faisal, Luis Fuentealba Weber, Isaac Ganon, Pablo González Casanova, Juan Ramón Guevara, Otto Larsen, Enrique Miguens, Evaristo de Moraes (hijo), Roberto Mc Lean Estenos, Jorge Ochoa de Eguileo, Odorico Pires Pinto, Bernard Rosenberg, Erwin O. Smigel, Aldo Solari, Alfredo Ves Losada, Kurt Wolff, Miguel Figueroa Roman, Miguel Herrera Figueroa, Frank R. Westie y quien les habla. Ello nos permitió posicionar a la Universidad al más alto nivel científico.
Me preguntaron al cumplir 50 años de la Universidad: ¿qué siente al mirar para atrás en estos 50 años, el sueño está cumplido?
Miguel Herrera Figueroa –dos meses antes de morir– me dijo: “Pedro, hemos triunfado, porque la idea que tuvimos, con todas las vicisitudes que hemos pasado, se hizo y está viva”. Ahora lo que siento es que como toda obra humana es perecedera y hay que cuidarla mucho. Por eso la excelencia, la innovación, la probidad y los valores fundamentales, tienen que presidir la acción de la Universidad. Es la única forma de asegurar otros cien años. Cincuenta años pasan pronto.
Y así fue como pasaron los muchos aniversarios de nuestra fundación, siempre guiados por el mismo espíritu de innovación y creación fortaleciendo la democracia republicana sin sectarismos ni exclusiones. La calidad, la excelencia de la trayectoria y el pluralismo ideológico siempre fueron criterios rectores.
A lo largo de nuestra existencia hemos superado muchos desafíos –el último el infligido por la pandemia del coronavirus– pero hemos tratado de adaptar exitosamente nuestra labor, la de nuestros alumnos, docentes y directivos a esos obstáculos. Hemos respondido con enseñanza virtual impartida desde ochenta Puntos Kennedy en el interior del país donde no hay grandes ciudades para evitar desplazamientos de los alumnos costosos y complejos.
Hemos federalizado ese modo de enseñanza de modo que nuestros alumnos serán conocedores de la realidad, no solo la de Capital Federal sino de todas las provincias y regiones: hoy somos una Universidad Federal.
Es así como hemos respondido a lo largo de nuestra historia, durante los cuales cursaron cerca de ciento treinta mil estudiantes, y que hoy siguen preparándose para ingresar al año lectivo 2021, que sin duda será un éxito en preparar a nuestros estudiantes a un mundo más complejo y competitivo. Esto no hubiera sido posible sin cada uno de quienes hacen historia, día a día: Decanos, Directores de carrera, profesores, autoridades y administrativos. Son ustedes quienes hacen posible el ciclo lectivo número 57 de la Universidad Kennedy.
Por último, quiero recordar aquí a los Rectores y Vicerrectores que confluyeron con excelencia la conducción de la Universidad: Martín Alberto Noel, Vicerrector; María Elena Herren, Rectora, y Oscar Campoli, Vicerrector; Juan Carlos Iglesias, Vicerrector, y María del Carmen Magariños, Vicerrectora y actualmente Rectora.
A todos ellos nuestros más profundo agradecimiento.
Recibimos así a las nuevas Cohortes con esperanza y compromiso.
Dr. Pedro R. David
Cofundador
Universidad Argentina John F. Kennedy
