El periodismo seguirá existiendo
Próximo a celebrarse el día del periodista, se impone un pensar complejo por diversas circunstancias. En la actualidad, es insoslayable la creciente influencia en nuestro campo y muchos otros más, de las nuevas tecnologías. La más sobresaliente, de moda en esta época: la Inteligencia Artificial (IA).
La IA influye cada vez más en cambios del oficio periodístico hasta el punto donde se abre el interrogante inquieto: ¿el periodismo seguirá existiendo?
Desde ya, mi respuesta es afirmativa. Pero no sé bajo qué modos de expresión e interés por parte de los periodistas, su organización, prácticas, estéticas y ética. También en los cambios en las formas de comercio y publicidad. ¿Cuáles serán los comportamientos de las audiencias? ¿Qué demandarán bajo sus gustos o modas? Por ejemplo, será más de espectacularización, ¿escándalo o violencia? Aquí juegan las construcciones sociales, las emociones y más cuestiones que hoy es difícil elucidar. En las cuales hay que observar y tener en cuenta cuestiones formativas en la educación. Sin olvidar que nos amaremos más cuando sin engaño caminamos el sendero de la búsqueda de la verdad contra la pasión por la ignorancia.
Aquí se abren nuevos desafíos que irán determinando la calidad del oficio periodístico y los límites y tendencias que terminarán imponiéndose por lo menos durante un tiempo. La disputa actual entre quienes pretenden una regulación en el uso de la IA o la libertad casi anárquica de poder decir lo que sea sin consecuencias por el riesgo en la censura.
Volvamos al oficio periodístico. Seguirá porque la cultura requiere de las narraciones para situarse en un mundo posible. Porque la cultura se fundó en la avidez por escuchar y producir narraciones. Un suelo en el que los intereses diversos pretenden el dominio. No economía en la búsqueda de datos, pero también los riesgos del error o la falsedad o peor aún la desinformación intencionada o directamente la mentira.
El periodismo, desde la modernidad, tuvo como función primaria informar sobre unidades narrativas que pasaron a denominarse “noticias” o historias para ser contadas sobre sucesos de diverso orden. Si bien en los principios fueron boletines sobre el movimiento comercial en las ciudades portuarias, más tarde información política y debates sobre ideas (clubes de lectura y debates políticos y filosóficos durante la época de la ilustración).
El impacto de la Inteligencia Artificial (IA) en la producción de noticias cobra relevancia creciente. Es irrefutable que los “algoritmos” automatizan tareas. Es el resultado buscado con la IA para una economía del trabajo de conocimiento. Pero al mismo tiempo desencadena riesgos notables para la calidad y la credibilidad de las noticias. Porque en su construcción se cruzan las lógicas del “impacto cuando no del escándalo”. Como sostienen muchos productores o editores, es lo que aumenta las ventas. Ese es el punto de la dicotomía entre el comportamiento ético y estético.
Actualmente, es imposible esquivar la intervención de la IA en el periodismo profesional y surgen múltiples interrogantes e incógnitas sobre la evolución de estas nuevas prácticas:
¿Qué desafíos éticos derivan de automatizar tareas periodísticas?, ¿cómo puede preservarse la neutralidad multidireccional en un entorno impulsado por la IA? ¿qué oportunidades ofrece la aplicación de la IA en la detección de desinformación?, ¿cómo se define e identifica la desinformación en el entorno digital?, ¿cuáles son los desafíos inherentes a la detección y verificación de noticias falsas a gran escala que cruzan continentes, estados?, ¿qué función puede jugar la inteligencia artificial en este proceso?, ¿se puede combatir la mentira con algoritmos y modelos de aprendizaje automático utilizados para detectar patrones de desinformación?, ¿tienen posibles sesgos o limitaciones estas herramientas?
El concepto de noticia no lleva inserto el concepto de verdad. En esta línea, en el diccionario dirigido por Abraham Moles (1920 – 1995), un ingeniero y teórico francés, principalmente conocido por su trabajo en la teoría de la información y la comunicación. Su obra influyó significativamente en el estudio de la imagen, la comunicación masiva y la percepción estética; dice que «la noticia es la narración de un suceso, de una parcela de la vida individual o colectiva, de algo verdadero o fingido, probado o no (rumor)».
Noticia, en otra definición es una representación social de la realidad cotidiana producida institucionalmente que se manifiesta en la construcción de un mundo posible. Es el caso que no siempre se ajusta adecuadamente cuando hay intenciones, por caso, de desinformar o engañar.
La realidad se refiere a lo que existe objetivamente, mientras que la ficción es una representación creada por la imaginación o la invención (Miquel Rodrigo Alsina). Pero estas distancias aparecen más desunidas porque las construcciones narrativas serias, irónicas o actitudes cínicas que circulan por sobre los autores, buscan deleitar borrando las fronteras lingüísticas. La distinción entre ambos puede ser subjetiva, pero la ficción intencionadamente o no, a menudo, se basa en la realidad, pero la amplía o la modifica para crear historias con fines, a veces, opacos. Como siempre fue la posibilidad de la comunicación en general y el periodismo en particular.
En un contexto de profundas transformaciones, la IA plantea preguntas que aún no tienen respuestas definitivas. Por eso, más que nunca, resulta imprescindible que quienes se formen en esta profesión lo hagan con pensamiento crítico y conciencia del impacto que pueden tener sus decisiones. Reflexionemos sobre el lugar que ocupa la ética en el ejercicio del periodismo, y asumamos con responsabilidad el desafío de narrar el mundo con honestidad, sensibilidad y compromiso con la verdad.
Dr. Carlos Campolongo
Director de la Lic. en Periodismo y Comunicaciones
Universidad Argentina John F. Kennedy