Día del periodista

Comunidad Kennedy
Noticias
7 junio, 2021

En el día del Periodista, compartimos la reflexión del Dr. Carlos Campolongo, Director de la carrera de Periodismo y Comunicaciones, sobre el desarrollo actual de la disciplina.

Fin del Periodismo

Cada 7 de junio, es una buena oportunidad para reflexionar sobre la vocación y oficio de quienes ejercemos como periodistas. Como se sabe, evoca la aparición de “La Gazeta de Buenos Ayres”, periódico fundado por Mariano Moreno en 1810.

En el lenguaje coloquial “fin” puede tener el sentido que algo deje de existir o un objetivo o ideal buscado en una práctica. Ambos sentidos sirven para estas líneas.

¿El periodismo es una actividad que ha desaparecido, que perdió su rumbo, que se desnaturalizaron sus objetivos e ideales? Suelo preguntarlo a menudo observando lo que pasa en la realidad, casi como una provocación. Es tema para un debate largo y complejo. Habilita la posibilidad extrema de volver a preguntarse, en definitiva, ¿Qué es el periodismo? Abrumadora tarea que estas líneas no pretenden como definición taxativa. Derivada de diferentes concepciones, mutaciones y confusiones. Sobre todo, cuando el periodismo debe someterse a la lógica del espectáculo y la imagen. Lo cierto es que la extendida y pretérita lectura del periódico para ciertos círculos, sus destrezas, tienen poco que ver con lo que se encuadra, actualmente, dentro las formas industriales de producción. Desde el siglo XIX cuando los periódicos se hacen cada vez más populares cambian como productos masivos y mercantilizados. Sus efectos influyen en los lectorados en los campos sociales, económicos, políticos y se agudiza la finalidad del entretenimiento. Por ejemplo, ya casi, los periódicos no pertenecen a familias. Se hibridan con otras expresiones y grupos de poder y económicos que, a veces, parecen alejarse mucho del pensamiento o conocimiento y se imagina como relato de “puros” hechos. Los hechos noticiosos son fragmentarios y descontextualizados lo cual es de incidencia en la comprensión del como hecho inscripto en un proceso histórico. Es cierto que la función de la noticia, materia prima de la información, no puede tener aspiraciones de verdades filosóficas.  Lo cual no quiere decir que aun en su ejercicio profesional no se intercepte con el método de investigación, el correcto uso del lenguaje sea oral, escrito o visual. Por eso hay procedimientos que hacen a la profesión: la verificación, la verosimilitud y especialmente una ética profesional o deontología. Todo esto debería modelar al periodista profesional de nuestra época.

El tema, como dije es mucho más complejo. Sí, por cierto, los públicos han cambiado y también sus costumbres y demandas. Una gran ruptura se produjo con la irrupción de los medios electrónicos (radio, televisión, etc.) y también la expansión de las nuevas tecnologías y una de sus consecuencias. El predominio de la información a través de las redes sociales. ¿Pueden considerarse esos soportes como periodismo? Sí y no. Vemos la negatividad en la mentira, las falsas noticias o ciertos actores desdoblando estrategias de desinformación. Aquí conviene insistir, con varios autores, que el proceso de intelección de la lectura tiene un funcionamiento orgánico y cerebral diferente al mundo de las imágenes. Vemos la positividad en el reconocimiento y circulación de información. Pero en si misma ella no asegura una “democratización” de la misma.

Aun con los cambios de época, modas y tecnología perdura en la cultura occidental cierta estructura del hipotético lector que necesita de conocer hechos construidos también como historias y temáticas y algo innato en el hombre (genérico) moderno: la necesidad de escuchar, leer y ver relatos como constituyente de su cultura, contiguo a la inquietud por las historias, con más o menos interés en el mundo que lo rodea y la novedad. La noticia etimológicamente deriva de esa noción de lo nuevo. En ese sentido el “periodismo y periodista” no desaparecerán.

A la par que someramente describimos este cuadro, se hacen patentes en nuestras sociedades complejas ¿qué pensar sobre los públicos y consumidores? Ciertas ventajas para acceder a la comunicación, pero al mismo tiempo estar amenazado por el riesgo de la desinformación, como he dicho. Sea esta intencional o simplemente por falta de profesionalismo.

Para ello pensar este problema está necesariamente ligado al desarrollo de la información en el vértigo de las tecnologías que acumulan interesantes e importantes noticias junto a lo que pudiese ser absolutamente prescindible y superficial. O interesadamente desviar atenciones y desinformar a la opinión pública por parte de gobiernos o grupos de intereses.

Decíamos que estamos atravesando muchos cambios de rutinas en nuestra vida cotidiana. Sobre todo, en este tiempo de excepcionalidad que nos ha deparado la pandemia del Coronavirus. En ese sentido no sabemos bien qué perdurará, que se deteriorará y qué se mejorará en la sociabilidad de los vínculos.

Tiempos de grandes desafíos en esta segunda década del Siglo XXI.

 

Dr. Carlos Campolongo

Director de la Carrera Periodismo y Comunicaciones

Universidad Argentina John F. Kennedy