Historias que inspiran

Comunidad Kennedy
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27 agosto, 2019

En esta oportunidad, compartimos con toda nuestra comunidad la historia de Ale, estudiante de la licenciatura en Relaciones Públicas en modalidad virtual.


Me encuentro en la recta final. A poco más de un año de cumplir un gran objetivo que me propuse hace más de una década. No puedo decirte que es un sueño hecho realidad porque solo yo sé cuánto esfuerzo me costó llegar hasta acá. Sin dudas, no se trató de un sueño ni de una fantasía sino de una vida bien vivida, tan real como la tuya.

Soy Ale, tengo 45 años y una hija millennial. Juntas estamos transitando la vida universitaria, ella estudiando de un lado de la mesa y yo del otro. También trabajo, me ocupo de mi familia y las cuestiones del hogar. No me considero una superwoman, solo logré esquivar obstáculos y ponerme por delante de las decenas de excusas que me impidieron alcanzar antes mi objetivo. Desde mi adolescencia quise continuar mis estudios, pero el contexto, la situación laboral, el proyecto familiar y otros proyectos fueron dejando atrás ese plan que logré recordar y emprender durante mi adultez. Esas “excusas” fueron situaciones reales, prioridades de las que me ocupé oportunamente. No me arrepiento y, debido a eso, mis intentos fallidos nunca me frustraron.

Con el tiempo, también aprendí que siempre existen otras cosas que te hacen ver como imposibles o difíciles de llevar a cabo los propios proyectos. Además, a medida que pasaban los años, el mercado laboral presentaba mayores exigencias y para poder desarrollarme debía cumplir con esas expectativas. Estas reflexiones me impulsaron a archivar el “libro de las excusas”, a decidir priorizarme, a ocuparme de mi futuro en el presente. Así, con el entendimiento y el apoyo de mi familia, finalmente, pude comenzar mi carrera universitaria.

Porque nunca es tarde, en el año 2006 comencé a estudiar en la Kennedy la licenciatura en Relaciones Públicas. Empecé de a poco, con pocas materias, pero empecé y ese fue el gran paso. Aún con mi hija chica y trabajando, emprendí este camino. Me emociona recordarla sentada a mi lado cuando preparaba mis exámenes… esas tardes le leía sobre Filosofía, en vez de narrarle algún cuento. Hoy, ella también lo recuerda con cariño, con orgullo y eso me motiva a seguir adelante.

En el medio, otro proyecto me hizo suspender los estudios durante varios años, pero nuevamente con el apoyo familiar y la insistencia de mis profesores, compañeros, colegas y amigos, logré encontrar el tiempo y, principalmente, la voluntad para volver a perseguir mi meta profesional.

No te miento, no es fácil. El aprendizaje y la calidad profesional depende más de tu dedicación y compromiso que de los docentes que tengas enfrente. Y a medida que pasan los años se me hace cuesta arriba y, entonces, más energía inyecto en esto. Por eso, a los millennials siempre les digo que aprovechen su momento, su frescura, su creatividad y su energía para avanzar en su desarrollo académico. La etapa universitaria es un momento maravilloso y enriquecedor de la vida. Estudiar no solo me forma personal y académicamente, también me abrió puertas, me permitió conocer gente valiosa y reconocer las grandezas del mundo al viajar.

A vos, que formás parte de mi generación y estás dudando… te invito a emprender o a continuar tu desafío. Siempre es un buen momento para iniciar o retomar tu carrera y lograr ser la profesional o el profesional que siempre quisiste ser.

Mi clave fue –como te dije– “ocuparme de mi futuro en el presente” y priorizar mi deseo. Ver hoy, ahí cerca, “la llegada” es tan gratificante que puedo decirte lo orgullosa que me siento… de mí.

Ale
Estudiante de Relaciones Públicas